Tanto esperar por los Juegos Olímpicos de Río y resulta que ya han terminado. Sin darnos cuenta. En un suspiro. En 16 días frenéticos donde todo pasaba a la vez y de los cuales España ha salido con 17 Medallas Olímpicas, 7 de Oro. Un gran resultado. Algunos defienden que el mejor desde Barcelona 92 dada la cantidad de Oros. ¿Pero es realmente tan buen resultado?
Si sueles andar por aquí, recordarás que unas semanas antes del inicio de Río 2016 ya nos planteábamos la necesidad de enviar una delegación tan grande como la que suele enviar España, comparando los resultados con los de otros países.
En aquel artículo concluimos que España era uno de los países que más deportistas necesitaba para cada medalla (16,35 en Londres) con la simple división atletas delegación/medallas ganadas.
Nos encantaría decir que esa proporción mejoró en estos Juegos Olímpicos, pero nada más lejos de la realidad. Con 306 deportistas integrando la delegación, se necesitaron 18 por cada medalla obtenida.
Para que te hagas una idea, Estados Unidos necesitó menos de 5 deportistas por medalla y Gran Bretaña no llegó a 6. Incluso países europeos que no tienen tan buen resultado, mejoran con mucho a España. Por ejemplo Francia necesitó casi 10 deportistas por medalla, Alemania los 10 e Italia no llega a 12.
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Aunque las medallas no lo son todo
Más allá de las medallas, creo que hay que hacer valer otras cosas. Un atleta que haya quedado último en la clasificación general, si ha marcado su mejor marca personal, debe valorarse. Pero también debe visibilizarse lo contrario, aquellos que ni se acercan a sus marcas habituales. Y lamentablemente en España, basta revisar los resultados para ver que hay más de lo segundo que de lo primero.
En ese sentido, hay dos casos especialmente sangrantes: Atletismo y Natación, los dos deportes con más representación.
En Atletismo viajaron a Río 48 personas. Se consiguieron 2 medallas y 2 diplomas olímpicos. De estos, uno fue en Marcha, los otros tres en pruebas en el Estadio que coinciden con las 3 únicas Finales a las que accedió España. Es decir, de 32 personas que compitieron dentro del Estadio Olímpico sólo 3 alcanzaron una Final. 2 más, a pesar de no alcanzarla, sí lograron establecer un nuevo Récord Nacional. Supongamos alguna marca personal, no recuerdo todos los resultados pero me consta que hubo pocas. 32 personas para 5, 6, 10 resultados buenos u honrosos. ¿De verdad es eso tan exitoso como nos quieren hacer ver?
Más de lo mismo pasó en Natación. La delegación estaba formada por 23 personas de las cuales sólo 2 entraron en Finales. De estas, una consiguió 2 medallas. Las 2 marcaron un Récord de España. Pongamos, igual que hicimos en Atletismo, unas cuantas marcas personales. ¿23 personas para un máximo de 5 buenos resultados y 10 aceptables? Lo siento pero no, los números no salen. Y menos aún si se computa la delegación completa y no por deportes.
Como ya digo, las medallas no son lo único. También es importante que deportistas jóvenes adquieran experiencia de cara a futuras ediciones y me parece bien que se les envíe incluso si sus marcas están muy lejos de las opciones de Medallas, Diplomas o Finales. Pero siempre como recompensa a una evolución positiva en sus resultados y buscando mantener esa evolución, no por el simple hecho de alcanzar una marca establecida y que es posible que no vuelva a alcanzar.
No concibo que se sigan enviando deportistas a Juegos Olímpicos, y a otras competiciones internacionales, cuando una vez tras otra terminan por debajo de sus propias marcas. Puedo entender que una mala competición le sale a cualquiera pero, ¿la mayoría de las competiciones? Hay que considerar que no todo el mundo está hecho para la competición de élite. No basta con correr o nadar rápido, no basta con lanzar lejos, no basta con saltar alto. Hay que saber gestionar la situación, hay que tener mente estratégica, hay que saber administrar las fuerzas… Todo eso es lo que hace la diferencia entre los deportistas de élite y los deportistas amateur, aunque estén profesionalizados.
Lo importante es la calidad, no la cantidad
Se me retuercen las tripas cada vez que escucho sacar pecho porque España está en no sé cuántas pruebas, porque España lleva una de las delegaciones más grandes, porque España compite en el mayor número de deportes, porque tal español es la enésima vez que compite… Ya, ¿y?
Prefiero competir en 2 cosas y hacer un buen papel al menos en una, que competir en 100 para hacer 5 ó 6 buenos resultados.
Si no hay deportistas a la altura, mejor no ir. Hay países que renuncian a sus plazas porque no tienen posibilidad de obtener medallas. Ya no pido tanto, pero sí renunciar a aquellas plazas que no hay capacidad de cubrir con deportistas que, al menos, puedan tener un buen desempeño.
Como agradecimiento, mejor una placa
En ese sentido, también es continuo mandar a deportistas “por agradecimiento”. Cuántas veces hemos escuchado: “está lesionado pero está aquí en agradecimiento a su carrera”, “debe estar en la selección como agradecimiento a lo que consiguió”. Con este panorama tenemos equipos en los que, por agradecimiento, no se ha hecho un cambio generacional gradual y el siguiente paso será empezar un nuevo equipo desde cero.
También por agradecimiento, muchas veces ni siquiera se sabe muy bien de qué, enviamos a deportistas en un bajo estado de forma que ni siquiera están en condiciones de competir a un nivel internacional. Pues el agradecimiento habrá que buscar otra manera de encauzarlo porque este no es el camino.
¿Cuántas veces hemos escuchado, también, que tal o cual campeón de la edición anterior no está en la competición porque no superó los Trials de su país? En el resto de países el agradecimiento no se paga con una plaza en la Selección Nacional. Si el deportista en cuestión está a la altura de las circunstancias, se gana su plaza. Si no lo está, se queda fuera. Punto. No hay más ecuación.
Y como ya comenté en el artículo al que hago mención al principio, si no hay competencia interna suficiente, debe generarse renunciando a plazas y estableciendo marcas más rigurosas que las de la organización. La comodidad nunca es buena para mejorar y tener una plaza asegurada desde meses antes de la competición genera comodidad.
Si hay recortes, más dinero para menos deportistas
El deporte no ha escapado a los recortes igual que tantos otros ámbitos de la vida. La solución no es reducir las ayudas a cada deportista, sino limitar el número de deportistas que recibirán ayuda.
Sé que habrá mucha gente que no esté de acuerdo con esto, pero este planteamiento sigue los de más arriba: Menos deportistas pero mejor preparados.
Las Becas ADO se crearon en su día para fomentar la obtención de Medallas en Juegos Olímpicos. En Barcelona 92, edición para la que se implementaron, tuvieron un éxito arrollador. De hecho, en aquella edición se ganaron más medallas que en toda la historia del olimpismo español. Pero creo que, más de 20 años después, convendría darle una revisión a la manera de otorgarlas.
Personalmente no veo bien que la simple clasificación a los Juegos Olímpicos (Mundiales o Europeos el resto de años) sea mérito suficiente para lograr una de estas becas. Básicamente porque lo considero el desencadenante de algunas de las cosas comentadas más arriba.
Desde mi punto de vista, las becas siempre deberían estar vinculadas al desempeño dentro de la propia competición, no al hecho de llegar a ella. Pero también la forma de valorar ese desempeño debe cambiar e ir más allá de la tabla de posiciones, que es como se barema ahora.
Veo comprensible que las medallas se bequen por el simple hecho de lograrlas, al fin y al cabo ese es el objetivo final. Pero si no hay medalla, deben establecerse otros objetivos que no pueden ser genéricos, sino específicos para cada deporte y personalizados para cada deportista.
Cada deportista tiene unas marcas/resultados a lo largo de las distintas competiciones en que participa. Esa debe ser la base. La obtención de la beca mínima debe estar vinculada a la consecución, al menos, de lo que habitualmente hace. A partir de ahí, establecer mejoras (euros a cambio de cada centímetro, o segundo, o punto, o lo que sea según el deporte).
Si el deportista alcanza su mejor marca de la temporada, incremento sustancioso. Si alcanza la mejor marca personal, otro incremento más sustancioso aún… De esta manera todos los deportistas que acudan a la competición tendrán un objetivo alcanzable y por el que luchar, independientemente del nivel al que se encuentren de manera global. Por supuesto, estas marcas deben ser revisadas y elevadas periódicamente para buscar siempre la progresión positiva.
Si en tiempos como el actual el presupuesto está limitado, más exigentes deben ser estos objetivos. ¿Nunca te has preguntado si deportistas que compiten por los primeros puestos podrían hacer más, de tener más ayuda económica? Yo sí. Y tengo la terrible sensación de que se les están recortando sus ayudas para financiar a deportistas que ni siquiera tienen las aptitudes necesarias para ser deportistas de élite.
En ese sentido, aquellos deportistas que continuamente tienen un desempeño por debajo de sus posibilidades (y los hay), no sólo deben perder cualquier ayuda económica que reciban sino que tampoco deben ser convocados a la selección. Porque reducir plazas que no aportan nada, también ahorra dinero que se puede invertir en mejorar.
En conclusión
18 deportistas para conseguir una medalla, no es una buena media y se encuentra entre las más bajas de los Juegos Olímpicos.
Para mejorar los resultados deben hacerse cambios sustanciales:
- Acudir sólo a las pruebas donde existen posibilidades de un buen desempeño o en los que se busca experiencia para futuras ediciones.
- Descartar a los deportistas que competición tras competición están por debajo de su desempeño habitual.
- Aumentar la competición interna limitando las plazas y estableciendo marcas de clasificación más altas que las establecidas por la organización.
- Centrar las ayudas económicas en aquellos deportistas que realmente presentan aptitudes para convertirse en deportistas de élite, con capacidad de competición internacional, aumentando la cuantía que reciben y disminuyendo el número de deportistas subvencionados.
- Establecer objetivos personalizados para la obtención de estas ayudas, proporcionando siempre objetivos alcanzables que fomenten la mejora continua.
Evidentemente los resultados no aparecen de la noche a la mañana, pero estas medidas favorecerían una criba entre aquellos deportistas que de verdad pueden competir a nivel internacional, al tiempo que fomentarían la mejora de marcas para llegar a esa situación.
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