Ya sabes qué es un paracaídas y para qué sirve. Ideado como sistema para saltar al vacío con seguridad, desde la década de 1970 también se utiliza con fines deportivos y de ocio.
De hecho, el Paracaidismo está reconocido por el Comité Olímpico Internacional dentro de la categoría Deportes Aeronáuticos. Este reconocimiento hace posible que en algún momento pueda llegar a ser incluido en el Programa Olímpico.
Pero como la adivinación no es lo nuestro, será mejor que miremos a lo que ya conocemos. A la Historia del Paracaidismo y el Primer Salto en Paracaídas…
Contenido de este artículo
Inicios de la Historia del Paracaidismo
Si esto fuese un concurso y te preguntasen el año en que se produjo este Primer Salto en Paracaídas, seguramente te quedarías lejos. Por mucho.
Porque se considera que el Primer Salto en Paracaídas de la Historia fue en la Córdoba de Al-Ándalus, en el año 852. Se dice que Abbás Ibn Firnás se tiró desde una torre sirviéndose de una enorme lona para amortiguar la caída y llegar al suelo casi sano y salvo.
Aunque hay constancia de que posteriormente intentó volar nuevamente, el acontecimiento del paracaídas no está documentado más que por poemas y escritos recogidos de la tradición oral de la época.
La que sí está documentada es la ilustración de 1470 que muestra a un hombre colgando de un dosel cónico. Aunque el diseño no parece que pueda funcionar en la práctica, se cree que fue la inspiración de Leonardo da Vinci para su representación del paracaídas en 1485.
A su vez, Fausto Verancio se inspiró en el diseño del florentino para crear su propia versión a principios del siglo XVII. Se dice que él fue más lejos y llegó a poner a prueba su invento lanzándose desde una torre, posiblemente el Campanario de San Marcos en Venecia.
Pero la única prueba que parece existir es la ilustración «Homo Volans», que aparece en su obra «Machinae Novae», por lo que actualmente se especula que ese salto nunca llegó a producirse realmente.
El Primer Salto en Paracaídas tal como lo conocemos
A pesar de todos estos diseños teóricos y tantos otros intentos fallidos, el primer paracaídas realmente práctico se inventó en 1783. Su autor fue el inventor francés Louis-Sébastien Lenormand.
Ese mismo año, ejecutó el Primer Salto Público Registrado en la historia del paracaidismo, tras lanzarse desde la torre del Observatorio de Montpellier. Dos años más tarde acuñó el término «Paracaídas».
Sin embargo, fue Jean-Pierre Blanchard quien dio popularidad al invento demostrando su utilidad como elemento de seguridad en los viajes en globo aerostático, por aquel entonces bastante accidentados.
Hizo algunos experimentos con perros, y posteriormente, aseguró haber ejecutado el primer salto desde un globo tras un accidente, aunque nadie presenció tal acontecimiento.
También fue él quien introdujo la seda en su fabricación para conseguir paracaídas más compactos, ligeros y resistentes.
En 1797, André-Jacques Garnerin hizo el Primer Salto con un Paracaídas «Sin Marco» desde un globo aerostático. Este modelo, más parecido a los actuales, fue el que se impuso a partir de ese momento.
¿Quién hizo el Primer Salto en Paracaídas desde un Avión?
A pesar de la importancia de este acontecimiento para la historia del paracaidismo, no está del todo claro. Hay dos posibles saltadores y dos posibles fechas.
Inicialmente se consideró a Grant Morton como el Primer Paracaidista que saltó desde un Biplano. Habría sido en algún momento de 1911 en Venice Beach (California). Sólo se sabe que el aparato era un Wright Model B pilotado por Philip Orin Parmelee y que Morton llevaba el paracaídas sujeto entre sus brazos hasta el momento del salto.
Sin embargo, su Primer Salto Registrado no fue hasta abril de 1912, razón por la que fuentes más recientes otorgan el mérito de ejecutar el Primer Salto en Paracaídas, desde un Avión, a Albert Berry.
El Salto de Berry está más que documentado tanto gráfica como textualmente, motivo por el cual seguramente se le da más credibilidad.
El Primer Salto en Paracaídas de Albert Berry
Albert Berry, Capitán del Ejército de Estados Unidos, saltó el 1 de marzo de 1912 desde un biplano pilotado por Tony Jannus, quien posteriormente sería el primer piloto de una aerolínea.
El paracaídas tenía un diámetro de 11 metros, y hasta el momento del salto, estuvo recogido dentro de un recipiente metálico, en forma de cono, fijado en la parte inferior del avión.
Berry iba sentado en la barra del trapecio. Al arrojarse al vacío, la tela comenzó a salir del recipiente, como una inmensa cola, pero sin abrirse. El público presente y el propio Berry empezaron a temer lo peor, hasta que varios segundos más tarde el paracaídas se abrió de golpe.
Por fin pudo aterrizar sin ningún tipo de inconveniente, asegurando que nunca más volvería a saltar y sin imaginarse que, poco más de medio siglo más tarde, lo que acababa de hacer sería un deporte.
A partir de entonces, se buscó una manera más práctica de llevar el paracaídas durante los vuelos, y con el tiempo, pasó a ser un elemento imprescindible de la aviación. Su evolución y la de sus componentes han permitido que pueda utilizarse como ocio y deporte.
Por cierto, Albert Berry no cumplió su promesa. El 10 de marzo de 1911 repitió la hazaña.
La imagen ilustrativa del artículo pertenece a la Fundación Jefferson Barracks Heritage, las dos ilustraciones centrales han sido obtenidas de wikipedia.org y la última es propiedad de la National Academy of Sports Medicine (NASM).
Deja una respuesta