A lo largo de la historia encontramos deportistas que consiguen dejar huella en sus respectivas disciplinas. Personalidades ambiciosas que intentan ir más allá de un rendimiento deportivo óptimo para entrar en el exclusivo club de las leyendas.
Si hablamos del Fútbol Club Barcelona, encontramos una larga lista de nombres con perfiles que podrían encajar en esta descripción. Pero tal vez hay uno que ha conseguido brillar de manera especial, por la revolución que supuso para el club la implementación de un estilo de juego inédito hasta el momento: Johan Cruyff.
Cruyff lideró un Barcelona celestial, un equipo que consiguió endosarle 5 goles al Madrid. Actualmente, Messi ostenta esta figura de líder indiscutible, y lo hace de manera imperial ya que el Barcelona con su presencia sigue ostentando el papel de favorito en la mayoría de los encuentros, tal y como recogen las cuotas de la página Oddschecker para sus próximos choques. Heredero de Cruyff, Messi mantiene el mismo estilo de juego que el holandés, y es curioso que tantos años después de su llegada su incidencia se mantenga inalterable.
Su contratación estuvo marcada por un hecho trascendental: El 26 de mayo de 1973 la Delegación Nacional de Deportes aceptó la incorporación de dos jugadores extranjeros por equipo. Esto propició que los equipos españoles incorporaran figuras potentes de la esfera internacional.
Cruyff desembarcó en el conjunto catalán en la temporada 1973-1974, y ese mismo año el Barça ganó la liga después de 14 cursos sin hacerlo. Su impacto fue trascendental en una sociedad que vivía un contexto histórico profundamente adverso.
Johan era en ese momento el mejor futbolista del planeta, y se erigió como referente indiscutible de una generación. El club afrontó unas negociaciones muy complicadas, pero la presión del jugador y su voluntad de recalar en Barcelona fueron decisivas. Un hecho que se refleja en la actualidad, ya que los jugadores tienen mucho peso a la hora de materializar las incorporaciones.
Su primera temporada en el club fue muy buena, ya que sólo el día de su debut, el 28 de octubre de 1973, Cruyff anotó dos goles contra el Granada. Pero como ya hemos mencionado anteriormente, hay una fecha que marcó de manera decisiva su paso por el Barça.
El 17 de febrero de 1974 el Madrid encajó cinco goles con el astro holandés sobre el césped con el rol de figura. Cruyff estableció una manera de jugar al fútbol, basada en la posesión y en el control del balón que luego capitalizó con éxito como entrenador, llevando al Barça a conseguir su primera Copa de Europa en 1992 con un equipo de leyenda: El Dream Team.
El matrimonio entre la entidad barcelonesa y el jugador holandés ha sido uno de los mejores nexos que nos ha ofrecido la historia del fútbol. Su pérdida es irreparable, pero su memoria seguirá viva mientras las nuevas generaciones continúen rememorando su figura y sus directrices teóricas. Una manera de jugar que ha colocado al Barça en los altares del fútbol universal y en los anales de la historia de este deporte.
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