Alfonso de Portago fue un conocido piloto de automovilismo en la década de los 50. Fue el Primer Español que corrió para Ferrari. También el Primer Español que se subió a un Podio de Fórmula 1.
Si estos dos hitos deportivos no eran suficientes, además fue el primero que consiguió una Medalla en Bobsleigh para España. Un deporte que, salvo por la velocidad, poco tiene que ver con el automovilismo.
Te lo contamos todo más detenidamente…
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Alfonso de Portago, un joven acomodado dedicado al Deporte
Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, XI Marqués de Portago, XIII Conde de la Mejorada y Grande de España, acabó siendo conocido por todo el mundo como Alfonso de Portago o Fon de Portago.
Nació en Londres en octubre de 1928. Recibió su nombre en honor a Alfonso XIII, íntimo amigo de la familia y padrino de la criatura.
Su padre pertenecía a una antigua familia noble española. Uno de sus antepasados más notable fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca, uno de los descubridores de Florida. Su madre era una enfermera norteamericana con ascendencia irlandesa que había heredado fortuna tras quedarse viuda de un primer matrimonio.
Te cuento todo esto para que te pongas en situación. Alfonso de Portago era un joven acomodado que pudo dedicar toda su vida a lo que más le gustaba: El Deporte.
Se educó en Francia, donde practicó tenis, golf, polo y aviación. Incluso abandonó la carrera de jockey porque le costaba mantener el peso necesario.
Su incursión en el Mundo del Motor
En 1953, el norteamericano Edmund Nelson quiso organizar carreras de midgets en Francia y convenció a Portago, de quien era amigo, para que compitiera. Aquella fue la primera experiencia del español como piloto.
Poco después conoció a Luigi Chinetti, quien después sería importador de Ferrari en Estados Unidos. Portago aceptó su oferta de copiloto para la Carrera Panamericana. Aquello le animó y, a partir de ese momento, empezó a competir en distintas pruebas como los 1.000 Km de Buenos Aires, el Gran Premio de Oporto o el Tour de Francia Automovilístico, casi siempre con Ferrari, aunque con alguna incursión en Maserati.
Entre carreras, victorias y algún que otro accidente, tuvo la oportunidad de probar un Ferrari de Fórmula 1 en 1955. Fue en el circuito de Silverstone y el resultado no fue nada bueno. Un accidente acabó con el coche destrozado y con Alfonso en el hospital con una fractura en la pierna.
Se dice que cuando al año siguiente solicitó un volante oficial a la Scuderia, Enzo Ferrari le envió como respuesta una foto de aquel incidente.
A pesar de todo, en 1956 fue invitado a formar parte del equipo junto con Fangio, Peter Collins, Eugenio Castellotti y Luigi Musso.
Primer Podio Español en Fórmula 1
Debutó en Fórmula 1 en el Gran Premio de Francia de 1956. Era el tercer español que competía en la máxima categoría, el segundo que lo hacía en carrera oficial, ya que Juan Jover nunca llegó a tomar la salida por una rotura de motor.
Su segunda prueba fue el Gran Premio de Gran Bretaña, donde compitió junto con Peter Collins. Terminaron segundos y Alfonso de Portago se convirtió en el Primer Español que se subió a un Podio de F1. Habría que esperar hasta este siglo para que Fernando Alonso y Pedro de la Rosa ampliasen esa lista.
No terminó las 2 carreras restantes de la temporada y acabó en 15ª posición de la general. El ganador de aquel año fue Juan Manuel Fangio que consiguió el 4º Título de su carrera, el penúltimo.
1957 se inició con el Gran Premio de Argentina donde logró un 5º puesto. Aquella fue su última carrera en Fórmula 1.
El Fatal Accidente de Alfonso de Portago
El 12 de mayo de 1957 se disputaba la Mille Miglia, un rally celebrado en Italia y que por aquel entonces gozaba de máximo reconocimiento.
Ferrari impuso a Alfonso de Portago su participación en esta prueba a pesar de las reticencias del piloto. Consideraba que era una carrera peligrosa, pero accedió a competir con su amigo Edmund Nelson como copiloto.
Los temores del español resultaron estar mucho más que fundados. En Guidizzolo, a unos 40Km de la meta, uno de los neumáticos reventó como consecuencia de un golpe anterior. Su Ferrari circulaba a más de 240 Km/h por lo que perdió el control. Al chocar contra una piedra, se produjo un vuelco y el vehículo acabó sobre los espectadores.
Alfonso de Portago, Edmund Nelson y 9 espectadores resultaron muertos. También hubo múltiples heridos.
El accidente tuvo tal repercusión en el mundo del motor, especialmente en Italia, que el gobierno de este país terminó por prohibir la competición. Aquella fue la última edición de Mille Miglia.
Alfonso de Portago fuera del Automovilismo
Como ya comentamos, antes de su fatal desenlace, Alfonso de Portago practicó múltiples deportes. De hecho, en la misma carta donde confirmó su participación en Mille Miglia, y sus reticencias a la misma, también anunciaba que no permanecería en Fórmula 1 más allá de los 35 años. «Hay muchas otras cosas que me gustaría hacer», decía.
Y seguramente lo habría hecho porque estaba claro que le gustaba probar cosas.
Con 17 años ganó una apuesta al pasar con su avioneta por debajo de un puente. Participó 2 veces en el Aintree Grand National de Hípica y durante toda su vida practicó distintos deportes de manera amateur.
En 1956, montó un equipo de Bobsleigh junto con algunos primos para participar en los Juegos Olímpicos Cortina d’Ampezzo. Terminó 9º en la modalidad 4 hombres y 4º en la modalidad a 2. Sólo a unas décimas del Podio.
Sin embargo, su mayor logro en este deporte lo consiguió al año siguiente. En el Mundial de St. Moritz 1957, poco antes de su muerte, ganó el Bronce. Alfonso de Portago es el único español que ha conquistado una Medalla Mundial en Bobsleigh.
La proximidad de este Podio con su propia muerte hizo que una de las curvas de la pista suiza fuera bautizada con su nombre.
También en España se reconoció su labor como piloto automovilístico y una curva del circuito del Jarama se denomina «Portago». Además, todavía es posible encontrar distintas publicaciones, casi todas en italiano, sobre su figura.
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