Avery Brundage fue el 5º Presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). Es el único estadounidense que ha ostentado ese cargo y un celoso defensor del deporte amateur. Todavía son recordadas sus polémicas decisiones con respecto a los Juegos Olímpicos de 1936 y 1972.
Que naciese el 28 de septiembre de 1887 es la excusa perfecta para conocerle y saber más sobre la historia olímpica y algunos de sus momentos más delicados…
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La carrera deportiva de Avery Brundage
Avery Brundage nació en una familia de clase obrera en Detroit, Estados Unidos. Tras mudarse a Chicago, su padre les abandonó cuando Brundage tenía 5 años, así que fue criado la mayor parte del tiempo por sus tíos y tías.
Estudió en la Escuela Pública de Sherwood y posteriormente se trasladó a la Escuela Richard T. Crane, a 11 kilómetros. Antes de hacer ese recorrido en transporte público debía completar una ruta de entrega de periódicos. Como la escuela no tenía instalaciones deportivas, Brundage organizó su propio equipo de atletismo.
A pesar de todas las dificultades consiguió matricularse en la Universidad de Illinois donde estudió ingeniería civil. Allí también empezó a practicar deporte de manera más intensa, incluyendo baloncesto, deportes intramuros y atletismo, deporte al que le prestó más atención.
Cuando finalizó sus estudios empezó a trabajar en una empresa de construcción. Continuó practicando atletismo logrando clasificarse para los Juegos Olímpicos Estocolmo 1912. Compitió en pentatlón y decatlón, aunque no ganó medalla en ninguno de ellos, cuyos oros fueron para su compatriota Jim Thorpe, a quien posteriormente le fueron retirados hasta 1982.
Tras su regreso a Chicago, siguió compaginando el atletismo con un nuevo trabajo que abandonó en 1915 para montar su propia compañía. Entre 1914 y 1918 conquistó 3 campeonatos nacionales.
El paso a las instituciones de Avery Brundage
Durante su última etapa como atleta, Brundage empezó a interesarse por el plano administrativo del deporte a través de distintas asociaciones. Entre ellas estaba la Amateur Athletic Union (AAU), que defendía la continuación del deporte amateur frente al profesional.
En 1925, ya retirado definitivamente del deporte, fue nombrado vicepresidente de esa asociación. Tres años más tarde, cuando el presidente del Comité Olímpico Americano (AOC en sus siglas en inglés) dimitió, fue sustituido por Brundage. Ocupó ese puesto hasta 1953.
A lo largo de este periodo luchó fervientemente contra la profesionalización y comercialización de los Juegos Olímpicos, a pesar de que el deporte profesional ya era una realidad en Estados Unidos. También protagonizó varios incidentes con las atletas femeninas. Llegó a declarar que algunas podían ser en realidad hombres disfrazados y que los antiguos griegos hacían bien en no dejarlas participar en las Olimpiadas.
El no boicot a los Juegos Olímpicos Berlín 1936
En 1931, el COI designó Berlín como sede de los Juegos Olímpicos de 1936 en un intento de apoyar al gobierno democrático de Alemania. Sin embargo, unas nuevas elecciones celebradas en 1932 pusieron a Adolf Hitler a la cabeza de ese país. El desinterés de este por el deporte internacional hizo pensar que los Juegos serían trasladados a otro lugar.
Nada más lejos de la realidad. Hitler vio claro el potencial de aquel acontecimiento, tanto a nivel político como deportivo, para demostrar que la raza Aria era la más fuerte de todas. La designación de Berlín se mantuvo.
Con el paso del tiempo las políticas racistas y antisemitas de los nazis se hicieron cada vez más patentes, violando la Carta Olímpica. Estados Unidos empezó a hablar de boicotear aquellos Juegos Olímpicos no asistiendo. Sin embargo, Brundage junto con otros dirigentes, se negaron. Como argumento utilizaron las garantías que las autoridades olímpicas alemanas ofrecían para que todos los deportistas internacionales pudiesen participar sin ningún tipo de discriminación.
Dado que la práctica estaba demostrando que esto no era así y ante el encarnizamiento de la actividad nazi, se formaron 2 bandos claramente enfrentados en favor y contra del boicot. Brundage lideraba el movimiento en contra del boicot. Por muy estrecho margen de votos, el equipo estadounidense viajó a Berlín, no sin una polémica que duró varios años. La estrella de aquellos Juegos Olímpicos fue el atleta afroamericano Jesse Owens.
Avery Brundage, 5º Presidente del COI
El año siguiente fue en el que Brundage llegó al Comité Olímpico Internacional. A partir de entonces se convirtió en una de las figuras más relevantes del Movimiento Olímpico.
Terminada la 2ª Guerra Mundial, los Juegos Olímpicos volvieron a celebrarse. Tras Helsinki 1952, Brundage fue elegido Presidente del COI.
A partir de ese momento, su defensa del Amateurismo fue aún más ferviente. Era sabido que países como la Unión Soviética contaban con equipos completos profesionalizados. Sus integrantes eran oficialmente estudiantes, soldados o trabajadores en profesiones ajenas al deporte. Pero en la realidad estaban subvencionados para entrenar a tiempo completo. El estado pagaba todos su gastos, pero al no haber sueldo directo, no perdían su estatus de amateurs. Los deportistas estadounidenses no contaban con estas ayudas, por lo que la oposición de Brundage a que pudiesen cobrar les dejaba en clara desventaja.
Finalmente, el profesionalismo empezó a imponerse con normas distintas para cada deporte. A partir de 1962 y ante la oposición del propio Brundage, el COI aceptó los pagos a deportistas. Estos debían ser a tiempo parcial y para compensar las horas perdidas en el trabajo.
Brundage, a pesar de ser acusado de anticuado, siguió defendiendo el amateurismo hasta el último momento.
Múnich 1972. The Games must go on (Los Juegos deben continuar)
Múnich 1972 eran los últimos Juegos Olímpicos de Brundage como Presidente del COI. A falta de 5 días para la clausura, varios terroristas palestinos entraron en la Villa Olímpica. Mantuvieron como rehenes a 11 deportistas israelíes para exigir la liberación de cientos de palestinos presos en Israel.
Dos de los deportistas fueron asesinados a la mañana siguiente. Brundage, que formaba parte del Comité de Negociación con los terroristas, canceló el resto de eventos de la jornada y propuso un acto en homenaje de los asesinados. Tanto los terroristas como los rehenes fueron trasladados a una base aérea donde se organizó un nuevo intento de liberación. Sin embargo, los otros 9 rehenes también fueron liquidados ese mismo día. Fue la conocida como Masacre de Múnich.
Ya por la tarde, Brundage ofreció desde el Estadio Olímpico un discurso condenando el atentado e informando de que los Juegos Olímpicos continuarían al día siguiente:
«Toda persona civilizada retrocede horrorizada ante la intrusión criminal y bárbara de terroristas en los pacíficos recintos olímpicos. Lloramos a nuestros amigos israelíes, víctimas de este brutal asalto. La bandera olímpica y las banderas de todo el mundo vuelan a media asta.
Lamentablemente, en este mundo imperfecto, cuanto más grandes y más importantes son los Juegos Olímpicos, más abiertos están a la presión comercial, política y ahora criminal. Los Juegos de la XX Olimpiada han sido objeto de dos ataques salvajes.
Perdimos la batalla de Rodesia contra el chantaje político desnudo*. Sólo tenemos la fuerza de un gran ideal. Estoy seguro de que el público estará de acuerdo en que no podemos permitir que un puñado de terroristas destruyan este núcleo de cooperación internacional y buena voluntad que tenemos en el Movimiento Olímpico. Los Juegos deben continuar y debemos continuar nuestros esfuerzos para mantenerlos claros, puros y honestos, y tratar de extender el espíritu deportivo del campo atlético a otras áreas. Declaramos hoy un día de duelo y continuaremos todos los eventos un día después según lo programado».
La decisión fue gratamente acogida por el resto de deportistas y las propias autoridades alemanas. Pero fue muy polémica internacionalmente. Históricamente se considera que esa decisión pudo salvar el Movimiento Olímpico. Sin embargo, la comparación del problema de Rodesia con el atentado que acababa de ocurrir dejó la imagen de Brundage muy afectada de cara a la opinión pública.
Abandonó el cargo tras aquella cita olímpica, con 85 años. Se casó con una princesa alemana 48 años más joven que él y falleció en Alemania en 1975.
* Rodesia (actualmente Zimbabue) era una colonia británica que en 1965 declaró su independencia unilateralmente. El COI impidió la participación de los deportistas de este país en México 68. Para Múnich 1972 decidió dejarles acudir como deportistas británicos. Sin embargo, otros países africanos amenazaron con no asistir a la cita olímpica si esto se llevaba a cabo. Finalmente, el COI cambió de parecer sólo unos días antes del inicio de los Juegos. Brundage, que defendía la participación de los rodesianos, se enfureció con la decisión al considerar que el COI había cedido al chantaje.
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